lunes, 9 de septiembre de 2013

Análisis de la entrevista

La entrevista se realizó vía Skype al Licenciado en Psicología Fabio Boso, quien actualmente además de ejercer su labor como analista en San Luís Argentina, también es el Profesor Responsable de Filosofía y Epistemología para la carrera de Licenciatura y Profesorado en Psicología de la Universidad Nacional de San Luís.

En el segundo 36 de la entrevista, se puede vislumbrar una concepción de masificación a raíz del auge capitalista y todos los cambios que éste trajo con su desarrollo. En cierta forma, es lo que señala José Luís Romero en su libro “Latinoamérica, las ciudades y las ideas”, en donde a raíz del “crack” del 30’, Latinoamérica debió ajustarse a las nuevas leyes del mercado, que se estaban forjando en la crisis. De este modo, estábamos ante un mercado deprimido que forzaba, de alguna manera, la creatividad de cada quien para seguir adelante. En el segundo 46, el Licenciado comienza a hablar desde un punto de vista demográfico, en donde se destaca la concentración de las personas en determinados lugares en son de las oportunidades de empleo. Las nuevas oportunidades de empleo están enlazadas con el aumento de la tasa de desempleo que se vivenció con la crisis del 1930, motivo por el cual, retomando a Romero, la gente necesitó inmigrar hacia otros horizontes, con la esperanza de cambiar su suerte. Todo esto trajo consigo una notoria división del trabajo desde el punto de vista social (1:02 min), como así también una estratificación y tensión en las relaciones entre recién llegados y establecidos, quienes, según el análisis realizado por Norbert Elias, vieron amenazadas sus tradiciones en pos de lo nuevo, resistiéndose al cambio y defendiéndose a raíz de un fuerte sentimiento de cohesión entre ellos y un prejuicio y denigración sobre los “marginados”. No está de más resaltar que esto trajo consigo un montón de cambios sociales, y también de efectos psicológicos que demarcaron tanto un “ellos” como un “nosotros”. Así quienes estaban siendo marginados asimilaron de alguna manera esta violencia simbólica que los ponía en un lugar quizás infrahumano, siendo etiquetados y estigmatizados de sucios, de inferiores, entre otras cosas. De este modo, a raíz de esto, se va gestando toda una política y un sistema ideológico a raíz de todo el proceso de masificación, influenciado también desde la revolución industrial y el sistema económico (1:21). “No hay duda de que las respectivas fuentes de poder, sobre las cuales descansan la superioridad social y los sentimientos de superioridad humana del grupo establecido en relación con un grupo marginado, pueden variar ampliamente; pero esto no afecta el hecho de que figuraciones de establecidos y marginados como tales presenten en contextos diversos características y regularidades comunes”[1]


A partir del minuto 2:10, el entrevistado comienza a realizar una relación entre masificación y enajenación. Efectivamente, ya Norbert Elias destaca cómo el pertenecer a un grupo impone de alguna manera ciertas normas, reglas, rituales, tradiciones, que de alguna manera van llevando a que el sujeto se encuentre más sujetado, valga la redundancia. ¿A qué se encuentra sujetado? A toda una lógica de poder, diría Michael Foucault, que atraviesa las prácticas diarias y los modos de concebir la realidad, al interior de un determinado grupo. Desde este punto de vista, se podría estar de acuerdo con lo expresado por el Lic. Boso, ya que en calidad de perteneciente a un grupo, la subjetividad y la propia identidad se pueden ver afectadas, imposibilitando la emergencia del sujeto deseante que se encuentra estancado en el proceso de alienación, tomando los postulados de Jaques Lacan, convirtiéndose así en una “marioneta” de la masa estando pegado al deseo de otro (A), llámese sistema capitalista, medios masivos de comunicación, etc. Esto, facilitaría aún más los procesos de masificación, ya que la indiferenciación y el cúmulo estarían al orden del día, expresándose la pérdida del sí mismo, el retraimiento, la vida anónima y la pérdida de un lugar propio (3:18). A su vez, Durkheim señaló que la sociedad tiene el poder de determinar nuestros pensamientos y nuestras acciones.


A partir del minuto 3:36, se destaca la noción de anomia planteada por Durkheim, en donde la sociedad proporcionaría una guía moral insuficiente a los individuos. De este modo, según lo explicitado por Macionis, luego de la revolución industrial, habría una solidaridad orgánica, cuyos lazos sociales están dados por la especialización que se tenga, marcando entonces ciertos roles y diferencias que de alguna manera alimenta el sistema burgués. Desde este punto de vista, en la masificación es común la existencia de anomia, que en palabras de Romero es ausencia de normas, ya que los niveles de acceso a la cultura por parte de los inmigrantes, por ejemplo, se ven dificultados por la falta de empleo, la estigmatización, los prejuicios y los diferentes mecanismos de poder que se ejercen en el seno de la misma. Desde del minuto 4:45, el entrevistado plantea un eje articulador entre masificación, anomia, y alienación, donde la pérdida del sí mismo, se vería reflejada en la pérdida del ciudadano, pensando en la anomia como algo que no liga. En el séptimo minuto, todo se asocia con las prácticas del consumo, perdiéndose el sujeto deseante, y predominando el deseo de objetos. Si lo pensamos más profundamente, sería como hablar de vínculos superficiales a partir de lo dicho anteriormente, en donde la dificultad de pensarse o de pensar y de ser más allá de lo material, obstaculizaría la emergencia del principio de realidad por sobre el principio del placer, tomando lo teorizado por Freud. Desde este punto de vista, las reglas, normas, o leyes que pudiera llegar a tener una sociedad resultarían de alguna manera insuficientes para frenar la masificación, siendo lo anónimo, el sin nombre, una base de la anomia cada vez más grande y más beneficiosa para esta sociedad de consumo que oferta lo mismo para todos independientemente de las características de cada quien y su personalidad.


En el minuto 8, se pone de manifiesto el cómo podrían estar operando de alguna manera los medios masivos de comunicación, en relación a la masificación. El entrevistado explicita que la función que podría destacarse es la de crear realidades que en las personas son vivenciadas y percibidas cómo únicas. Desde este punto de vista, la crítica a los medios resulta difícil, ya que al ser “masivos”, cooperarían en la masificación de la sociedad, homogeneizando y aglutinando si se quiere, la opinión de las personas. Obviamente, esto no queda allí, al dar cuenta de la “realidad”, inspiran e imponen ciertos modos de funcionamiento y maneras de comportamiento que alimentan aún más la masificación, creando diferentes estilos de vida, en determinados lugares, y con ideologías bien marcadas. Esto está bien explicado por Romero, en donde la aparición de guetos, zonas de clase alta, entre otros, creaban maneras de vivir y existir totalmente diferentes en unos y otros y a su vez, los medios masivos de comunicación no ayudaban a disminuir esa brecha. Por eso la anomia, porque no se trata de un estilo de vida normalizado que rige a todos por igual, sino de muchos estilos de vida que no tienen que ver con ningún estilo en particular. De a poco, se fueron levantando en contra de tales diferencias marcadas, principalmente a causa de la crisis económica, y la sociedad comenzó a cambiar un poco su estructura, siendo los sectores más conservadores los que más se aferraron a ella.


Cerrando éste análisis, no queda más que preguntarse cómo producir nuevas formas de subjetividad que vayan más allá de la realidad creada por los medios masivos de comunicación. El pensamiento crítico resulta fundamental para poder trascender lo que se nos impone desde las diferentes lógicas de poder que imperan en nuestra sociedad, y poder lograr cambios que disminuyan de alguna manera la anomia, que podría pensarse como un síntoma del mundo que tenemos hoy.





[1] NORBERT, E. “La civilización de los padres y otros” pp. 87

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